Me veo en la necesidad de formularle una doble pregunta.
Gracias. ¿
Ud., lee los diarios?, y en ese caso… ¿qué lee realmente, respecto al contenido de los diarios?
No lo piense demasiado, por favor; Ud., lo sabe y no está en mi ánimo el avergonzarle.
Me dice que lo primero que lee, es el suplemento deportivo o las páginas dedicadas al fútbol.
De acuerdo; lo imaginaba.
Me dice que también lee los “chistes” y que repasa los titulares y subtitulares, sin adentrarse demasiado en el desarrollo de los mismos.
¡No!, no me sorprende; faltaba más, le agradezco su honestidad.
Ud. de alguna manera, representa al común denominador que involucra a los lectores de diarios.
¡Claro!; convengamos en que se pierde información que no se debería perder.
¿Ud. tiene hijos?
Me dice que sí.
¿En algún momento se detuvo a pensar en qué les espera a sus hijos al paso que vamos?
Me vuelve a decir que sí y agrega que el tema lo tiene preocupado.
¿Qué le preocupa más, el presente y el futuro de sus hijos o como están posicionados Boca o River en la tabla del torneo clausura?
¡Me dice que no lo ofenda!
Tiene razón, le ruego me disculpe.
¿Y los “chistes”, que le dejan?
Me dice que a veces los encuentra divertidos y otras no llega a interpretarlos.
Correcto, sigue siendo Ud. alevosamente honesto.
¿Qué le dejan los titulares o los subtítulos a los que hizo mención?
Me dice que poco y nada…siempre más de lo mismo.
Bien… muy bien.
No le voy a preguntar más nada; me ha dejado material con el que poder robustecer, mi idea.
Gracias nuevamente.
¡Claro!; así no alcance, es una buena manera de empezar a desentrañar el tema de la apatía y la inmovilidad que nos caracteriza… porque… convengamos que en tanto el problema no nos “roce”, somos apáticos e inmóviles.
Pero justamente acá está el ¡GRAN ERROR! El no leer debidamente el contenido de esos titulares o de esos subtítulos, no nos permite tomar contacto con la realidad, aún contando con los ejemplos de terror que tenemos al alcance de la vista y de la comprensión… bueno, cuando digo comprensión, también y de alguna manera, pretendo seguir atribuyéndola y condiciéndomela.
Ocurre que en éste caso, voy a abordar un tema puntual,
¿Tiene idea de lo que ha pasado y sigue pasando en Méjico?
No tiene idea.
Lo comprendo, el suplemento deportivo y los chistes, no se encargan de eso.
Sí, tiene razón, los primeros hablan de Méjico cuando algún equipo de fútbol de ese país, está jugando “con nosotros” “…por la Libertadores”...
Le hago solo la mención para no aburrirle, como si se tratara de ese titular que Ud. no lee en su contenido.
En Méjico, hace ya muchos años se instalaron los “NARCOS”, cobrándose miles y miles de vidas de gente inocente.
Además, los NARCOS son implacables; Ud. entra y no sale más…
¿Me explico?
Los Narcos, además confrontan a los tiros y metiendo bombazos, con tal de ejercer el dominio sobre una Provincia, Estado, o como prefiera llamarle.
Y habitualmente ocurre que en medio de esa balacera o de esos bombazos, se encuentra gente que poco y nada tiene que ver con la cuestión, pero que igualmente, muere; es asesinada.
Le estoy haciendo mención de tan solo una de las larvas venenosas que destila esta lacra, ¿me entiende?
Y los narcos siguen en Méjico pero con una “patita” ya puesta en nuestra Argentina, la madre de todos nosotros.
¡Sí, ya sé que Macri terminó con muchos Carteles, pero se trata de carteles publicitarios!… ¿se da cuenta?, eso le pasa por leer solo el titular.
Los Carteles Narcos, ya se mueven “como panchos por su casa” en nuestra Argentina y entonces, nada debería extrañarnos si el día de mañana -¡ojo que le digo mañana mismo!-, Ud., yo o algunos de nuestros hijos y hasta nietos, seamos quienes se encuentren en medio de semejante balacera y metida de bombazos, ¿comprende?
¡Es verdad lo que dice!; si bien “la falopa” tiene trascendencia internacional, en los países más avanzados del mundo, estas cosas no ocurren.
Y dos son los motivos; los conduce gente medianamente bien inspirada, y los ciudadanos leen los diarios en todo su contenido, amén de contar con otro tipo de “EDUCACIÓN”.
En éste último caso, debo reconocer que es poco lo que Ud. puede hacer por modificarlo.
¡No se entusiasme!...
Sólo en éste último caso.
Ahora me dice que leyendo lo que le propongo, solo va a conseguir hacerse más mala sangre y ya tiene bastante.
De todas maneras, piénselo; no sea cosa que en lugar de hacerse mala sangre, sea su sangre o la de su hijo la derramada y no justamente por formar parte de LOS CARTELES de los que yo le hablo. SUERTE.
Ricardo Jorge Pareja
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