miércoles, 30 de mayo de 2012


MAYO IRREVERENTE

Mayo se presentaba, brutal e irreverente.
Napoleón, en Europa, ampliaba su reinado.
Aquí, el Virreinato, sabedor de su suerte
elegía el efugio del Cabildo y la gente
evitando el destierro o morir encadenado.

Mayo exhibía entonces otra lucha latente.
Las voces cabildantes bajaban al poblado
descorriéndole el velo al interior ausente.
Con el tiempo vería que la Junta reciente
sólo protegería  puerto, impuesto y ganado.

Mayo así  presagiaba con crueldad elocuente
que no todo sería un acuerdo firmado.
Se iniciaba el trayecto a ser independiente,
de plasmar una norma útil y aglutinante
de gauchos, porteños, peones y hacendados.

Mayo nos convocaba en festejo reciente
a memorar el paso de la Junta al Estado.
En un Bicentenario que mostraba indulgente,
quién domina el estrado, quién no está presente,
quién acumula bienes y quién poco ha logrado.

                                  Prof. Héctor J. Peñalba

lunes, 28 de mayo de 2012


EJERCITO ARGENTINO

El Ejército Argentino es una de las instituciones fundacionales de la Nación y, por ello, está históricamente unido a su destino.  


Ya en 1810 la Primera Junta dio cuenta de su vital importancia.


El 29 de mayo de 1810, a apenas horas de la Revolución que dio origen a nuestra Patria, una de las primeras disposiciones de la Junta de Mayo se refirió al papel del Ejército, al emitirse la “Proclama a los Cuerpos Militares de Buenos Aires”,  En ella se exaltaba la actuación que dichos cuerpos habían tenido en esa semana trascendental.  


Además, por medio de esta proclama se dispuso que los batallones militares existentes se elevaran a Regimientos, a la vez que se anunciaban las previsiones para una reorganización de la Caballería y de la Artillería Volante.  


Estas reformas orgánicas de las fuerzas existentes constituyeron, ni más ni menos, los primeros pasos hacia la formación del Ejército Patriota que iniciaría el camino de nuestra Independencia.

Proclama de la Primera Junta de Gobierno de 29 de Mayo de 1810



¡Cuerpos Militares de Buenos Aires!  


La energía con que habéis dado una autoridad firme a vuestra Patria, no honra menos vuestras armas, que la madurez de vuestros pagos distingue vuestra generosidad y patriotismo.


Agitados los ánimos por la incertidumbre de nuestra exigencia política, supisteis conciliar todo el furor de un entusiasmo exaltado con la serenidad de un ciudadano que discurre tranquilamente sobre la suerte de su Patria y las armas que cargábais no sirvieron sino  para abrir a la razón, para que recuperando sus derechos fuese la única guía de una resolución magnánima que debe fijar el destino de estas provincias.  


Los pueblos antiguos no vieron un espectáculo tan tierno como el que se ha presentado ante nosotros y cuando se creía apurado vuestro espíritu por el contraste a que la triste situación de la península lo había reducido, un heroico esfuerzo se propuso vengar tantas desgracias, enseñando al opresor de la Europa que el carácter americano opone a su ambición una barrera más fuerte que el inmenso piélago que ha contenido hasta ahora sus empresas.


¿Quién no respetará de ahora en adelante a los Cuerpos Militares de Buenos Aires?  Si examina vuestro valor lo hallará consignado por las más gloriosas victorias, si se meditan esas intrigas; que más de una vez dieron por tierra con los pueblos esforzados, temblarán al recordar esa gloriosa escena que precedió a la inauguración de esa Junta; la sabiduría presidía vuestros discursos, las más vivas penetraciones disipaban los sofismas y religiosos observadores de los derechos del Rey y del pueblo; nada pudo desviarnos del camino legítimo que habíais meditado para su conservación.  


Conservad siempre unida la oliva de los sabios al laurel de los guerreros y esperad de la Junta un celo para vuestro bien, igual al que habéis manifestado para formarla.  Esta recíproca unión de sentimientos ha fijado las primeras atenciones de la Junta, sobre la mejora y fomento de la Fuerza Militar de estas provincias; y aunque para justa gloria del país es necesario conocer un soldado en cada habitante, el orden público y la seguridad del estado exigen que las esperanzas de los buenos patriotas y fieles vasallos reposen sobre la fuerza reglada correspondiente a la dignidad de estas provincias; a este fin, ha acordado la Junta las siguientes medidas en cuya pronta y puntual observancia interesa sus respetos y todo vuestro celo:


Los Batallones Militares existentes se elevarán a regimiento con la fuerza efectiva de 1.116 plazas, reservado a la Junta proveer separadamente sobre el arreglo de la caballería y artillería volante.


Queda publicada de este día una rigurosa leva en que serán comprendidos todos los vagos y hombres sin ocupación desde los 18 hasta los 40 años.


Volverán al Servicio Activo todos los rebajados que actualmente no estuvieron ejerciendo algún arte mecánico o servicio público.


Los alcaldes del barrio presentarán para el sábado de la presente semana todos los estados de los habitantes de sus respectivos cuarteles, que por anteriores providencias se hallaban pedidos.


Los mismos alcaldes de barrio ocurrirán al vocal de la Junta, Coronel D. Miguel de Azcuénaga, para que en virtud de la comisión particular que tiene para el efecto, de las órdenes respectivas a la incorporación de aquellos individuos que deben aumentar la Fuerza Armada.


Los mismos alcaldes de barrios ocurrirán al mismo Sr. Azcuénaga para que les haga entregar la Armería Real el número de fusiles correspondientes al número de hombres que se vaya aumentando.

Estando igualmente encargado el Sr. Azcuénaga de activar y velar con especialidad sobre los trabajos de armería, se le da razón de los fusiles descompuestos que introduzcan en ella, para que se apresure su compostura y devolución.  



Los alcaldes de barrios, comisionados y vecinos que tratasen de devolver las armas que se han exigido por bando, harán la entrega en la casa del Sr. Azcuénaga, por cuyo conducto se impartirá las órdenes relativas a esta importante materia.

Habiendo tomado la Junta medidas seguras para el acopio de las armas, capaz de proveer el aumento de nuestra fuerza, espera del celo de los comandantes militares no omitirán diligencia alguna que sea conducente a la integración de sus cuerpos bajo el plan propuesto.



Día del Ejército Argentino


Por todo ello, resaltando la trascendencia que para nuestra historia tuvo aquella proclama, se ha instituido el 29 de mayo como Día del Ejército Argentino.


A partir de allí, la vida institucional de nuestro Ejército se ha ido forjando a través de una extensa trayectoria, que incluye los numerosos hechos militares que han sido relevantes para nuestra nación.  


Tanto en su rol específico como una de las Fuerzas Armadas de la Nación, como en el marco de las Acciones Militares Conjuntas, para el Ejército Argentino es primordial gozar de una capacidad de disuasión creíble, que posibilite desalentar amenazas que afecten intereses vitales de la República.


Además, el Ejército cumple múltiples funciones sociales e institucionales que son prioritarias para la Patria.  Las más relevantes son las siguientes:


- Participar en misiones de organizaciones militares de paz.


- Prestar apoyo logístico en la lucha contra el narcoterrorismo.


- Brindar apoyo a la comunidad.


- Contribuir a la preservación del medio ambiente.


- Contribuir al sostenimiento de la actividad antártica nacional.


- Acrecentar los valores que conforman el amor a la Patria y nuestra esencia nacional.
En sus más de dos siglos de existencia, el Ejército ha evolucionado incesantemente, gracias a los valores que ha sabido incorporar y mantener con heroísmo y convicción durante su historia. 


Así es que está hoy cabalmente preparado para enfrentar los desafíos del futuro, siempre con el fin único de servir a la Patria.


En este día recordemos a los hombres de todas las épocas que transitaron por el Ejército Argentino, grandes héroes o simples soldados.  


Por aquellos que tuvieron el honor de morir por la Patria y también por aquellos otros que han velado y sirven las armas en todos los rincones de nuestro país.  


Esperando una guerra que nunca llega, preparándose para luchar contra un enemigo que quizás nunca vendrá, y que se hicieron y se hacen viejos, casi sin darse cuenta, sirviendo a la Nación.


Canción del Ejército Argentino

(Autor: Domingo de Ruvo)

Por la Patria el Ejército Argentino
legendarias hazañas realizó,
fue la ruta del sol su camino,
por los valles y cuestas luchó.

A los andes, la gran cordillera
“Nuestro Cóndor”, sus hijos llevó,
y en la cumbre flameó su Bandera,
y en Malvinas su arrojo mostró.

Coro

¡A la carga los valientes,
esgrimiendo su Pendón!
¡Cual sublime ideal de continente,
nuestro emblema de redención;
los titanes paladines,
con indómito valor,
de la Patria libraron los confines,
al Perú, Chile y Ecuador!!

Que retumbe en el cielo y la tierra
el clarín en su épico llamar,
y reviva el grito de guerra:
¡por la patria morir o triunfar!
Nuestro padre común de las armas,
con fervor es preciso invocar,
¡y con odas y cantos del alma
a su gloria que es gloria inmortal!

Coro

jueves, 24 de mayo de 2012


LA PRIMERA JUNTA Y SUS LINEAMIENTOS

Testigo presencial de la histórica jornada del 25 de mayo de 1810, en su autobiografía Domingo Matheu transcribe el acta de aquel día, la cual señalaba la conformación de la Primera Junta de Gobierno, con nombres y cargos, y las disposiciones que los nuevos funcionarios habrían de promover y hacer cumplir de allí en adelante. 


En su tramo más importante, decía así:



“En la muy noble y muy leal ciudad de la Santísima Trinidad puerto de Santa María de Buenos Aires a 25 de Mayo de 1810: 


sin haberse separado de la sala capitular los señores del excelentísimo Cabildo se colocaron a la hora señalada bajo de dosel, con sitial por delante y en él la imagen del crucifijo y los Santos Evangelios, y comparecieron los señores presidente y vocales de la nueva Junta provisoria gubernativa, 


don Cornelio de Saavedra, doctor don Juan José Castelli, licenciado don Manuel Belgrano, don Miguel Azcuénaga, doctor don Manuel Alberti, don Domingo Matheu y don Juan Larrea; y los señores secretarios doctor don Juan José Paso y doctor don Mariano Moreno, quienes ocuparon los respectivos lugares que les estaban preparados, colocándose en los demás los prelados, jefes, comandantes y personas de distinción que concurrieron”.


Del nuevo presidente de la Junta, Cornelio Saavedra, Matheu dice que “hincado de rodillas y poniendo la mano derecha sobre los Santos Evangelios prestó juramento de desempeñar legalmente el cargo, conservar íntegra esta parte de América a nuestro amado soberano el señor don Fernando VII y sus legítimos sucesores, y guardar puntualmente las leyes del reino”. 


Otro de los miembros del primer gobierno criollo, Miguel Azcuénaga, “admitía el cargo de vocal de la Junta para que por el excelentísimo Cabildo y por una parte del pueblo había sido nombrado en este día, atento al interés de su buen orden y tranquilidad”, seguía diciendo Domingo Matheu. 


El acta del 25 de mayo de 1810 llevaba las rúbricas de Juan José Lezica, Martín Gregorio Yaniz, Manuel Mansilla, Manuel José de Ocampo, Juan de Llano, Jaime Nadal y Guarda, Andrés Domínguez, Tomás Manuel de Anchorena, Santiago Gutiérrez, Doctor Julián de Leyva, Cornelio de Saavedra, Doctor Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Doctor Manuel Alberti, Domingo Matheu, Juan de Larrea, Doctor Juan José Paso, Doctor Mariano Moreno, y el escribano público y del Cabildo, licenciado doctor Justo José Núñez.


Gran observador de esta nueva experiencia política en el Plata, Matheu intenta explicar qué lineamientos internos se daban entre los integrantes de la Primera Junta.


A Saavedra y Azcuénaga los ve con “reserva reflexiva de las ideas e instituciones en que se habían creado para marchar con pulso en la transformación de la autognosia (autoconocimiento) popular”. 


De Belgrano, Castelli y Paso, refiere que son monarquistas, “pero (que) querían otro gobierno que el español”. Juan de Larrea era un mero comerciante, o sea, que pensaba como tal, y Alberti, Matheu (él mismo) y Moreno eran “demócratas”.


Sigue reflexionando Matheu: 


“Los de labor incesante y práctica eran Castelli y Matheu, aquél impulsando y marchando a todas partes y el último preparando y acopiando a toda costa vituallas y elementos bélicos para las empresas por tierra y agua, Alberti el consejo sereno y abnegado, y Moreno el verbo irritante de la escuela, sin contemplación a cosas viejas ni consideración a máscaras de hierro; de aquí arranca la antipatía originaria en la marcha de la Junta entre Saavedra y él [Moreno]”.


Mariano Moreno había sido propuesto por Manuel Belgrano para que ocupara el cargo de secretario de la Primera Junta; aquél era redactor de la Gazeta de Buenos Ayres y abogado de los intereses comerciales ingleses en el Río de la Plata. 


La redacción del “Plan Revolucionario de Operaciones”, que fuera hecha por Moreno, también contenía algunas propuestas volcadas en su momento por el creador de la bandera nacional.


Juan José Castelli, Manuel Belgrano y Mariano Moreno, fueron los más entusiastas seguidores del jacobinismo dentro del primer gobierno criollo, aunque en principio todos los miembros de la Junta unieron voluntades para adoptarlo y sugerirlo como la línea ideológica a seguir, inclusive el mismo Cornelio Saavedra. 


El jacobinismo dejaba en claro que no era lícito andar criticando las decisiones del gobierno, porque ellas han surgido de los representantes del pueblo que son los legisladores naturales de la república naciente. 


En ese sentido, reivindicaban una máxima de Robespierre, mentor de los Jacobinos en la Francia de fines del siglo XVIII: 


“Para el legislador, todo lo que es útil al mundo y bueno en la práctica, es la verdad”. Y la “verdad”, jamás puede ser mancillada o despreciada.


La Gazeta de Buenos Ayres, convertida ya en el periódico oficial de la Primera Junta de Gobierno, publicaba el 15 de octubre de 1810 que todo acto contra la revolución será “castigado con rigor” por oponerse a la felicidad del pueblo. 


En la misma edición se lee: 


“¡Que no exista entre nosotros un solo hombre que mire con pesadumbre nuestra dicha, y que si la riqueza del país no hace agradecidos a los que más disfrutan de ella, el poder del gobierno haga temblar a los que se atrevan a declararse sus enemigos!”. 


Y el día 8 de noviembre, la Gazeta anunciaba lo siguiente: 


“Que un castigo ejemplar sea el consiguiente necesario de cualquier atentado contra la patria; que el rigor contenga a los que la moderación hace insolentes”. 


Veremos más adelante que, no obstante la teoría, a finales de 1810 Saavedra abandonará la línea jacobina, dando inicio a un enfrentamiento abierto contra Mariano Moreno y su séquito. 
Decíamos con anterioridad que las nuevas autoridades de Buenos Aires habían jurado “defender” los territorios de Fernando VII de España, monarca cautivo de los franceses por las tropas de Napoleón Bonaparte. 


Pues bien, esto no era más que una táctica para esconder un deseo independentista, más que la sujeción a viejas formas de dominación. 


Así se expresaba don Joaquín de Soria, reemplazante del Virrey Javier Francisco de Elío en la Gobernación de Montevideo, en carta del 8 de junio de 1810 al marqués de Casa Irujo: 


“Yo creo firmemente, según los conocimientos que me asisten de que la citada nueva autoridad [de Buenos Aires], formada bajo el velo de la mejor defensa de los derechos de nuestro desgraciado Monarca el señor Dn. Fernando 7.° y que la conservación de estos Dominios, no tiene otras miras que las de un plan de independencia que hace tiempo tiene proyectado la iniquidad de los perversos”.
Autor: Gabriel O. Turone


Bibliografía


Biblioteca de Mayo, Tomo III, “Autobiografías”, Senado de la Nación, Buenos Aires, 1960.
Crónica Histórica Argentina N°10, “Saavedra y Moreno”, Editorial Codex S.A., Buenos Aires 1968.
Mayo Documental, Tomo XI, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Buenos Aires, Noviembre de 1965.
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viernes, 18 de mayo de 2012


Escarapela nacional



18 de Mayo – Día de la Escarapela Nacional

El origen de los colores e la escarapela y las razones por las que fueron elegidos para simbolizar a la Patria no pueden establecerse con precisión.

Entre muchas versiones, una afirma que los colores blanco y celeste fueron adoptados por primera vez durante las invasiones inglesas (1806-1807) por los Patricios, el primer cuerpo de milicia urbana del Río de la Plata y que luego empezaron a popularizarse entre los nativos. 

Se dice también que la escarapela argentina fue utilizada por primera vez por un grupo de damas de Buenos Aires al presentarse a una entrevista con el entonces coronel Cornelio de Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios, el 19 de mayo de 1810.

Lo cierto es que el 13 de febrero de 1812 Manuel Belgrano -mediante una nota- solicitó al Triunvirato que se fije el uso de la escarapela nacional. Belgrano no vio el cielo celeste y las nubes blancas, y en esto se inspiró para crear la bandera nacional.

Se fundaba en que los cuerpos del ejército usaban escarapelas de distintos colores y que era necesario uniformarlos a todos, puesto que defendían la misma causa. El 18 de febrero de ese año, el Gobierno resolvió reconocer la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata con los colores blanco y azul celeste.

Entusiasmado con la medida, Belgrano diseñó una bandera con los mismos colores y la hizo jurar el 27 de febrero. 

Ese mismo día, el Triunvirato ordenó a Belgrano hacerse cargo del Ejército del Norte, desmoralizado después de la derrota de Huaqui. El general emprendió la marcha al norte de inmediato y, por esta razón, no se enteró del rotundo rechazo del gobierno a la nueva bandera.

Ese 27 de febrero de 1812 Belgrano inauguró las baterías Libertad e Independencia e informó al Gobierno: “Siendo preciso enarbolar la bandera, y no teniéndola, la mandé hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional”.

Los colores nacionales se usaron en la Argentina desde 1811, en la escarapela famosa erróneamente atribuida a la distribución de French y Beruti del año anterior. Provenían de los colores borbónicos, de la casa de Fernando VII (rey ausente de España). La escarapela blanca y celeste ya había sido utilizada por Pueyrredón y otros camaradas durante las Invasiones Inglesas. La escarapela es creada por decreto el 18 de febrero de 1812.

Institución del Día de la Escarapela Nacional

La fiesta de la escarapela fue autorizada por el Consejo Nacional de Educación con fecha 13 de mayo de 1935 (Expte. 9602-9º-935), sobre una iniciativa de la directora de la entonces Esc. 4 del C. E. 9º, profesora Carmen Cabrera, y los profesores Benito A. Favre y Antonio Ardissono, director y vicedirector, respectivamente, de la Esc. 11 del mismo Distrito, quienes, con el asesoramiento de la Inspección de Labores, resolvieron constituirse en comisión para celebrar la fiesta de la escarapela el día 20 de mayo. 

El C. N. de Educación autorizó la celebración de la fiesta, pero, si establecer razones, el día 18 en lugar del día 20. Por resolución del 4 de abril de 1941 (Expte.
 33193-1º-940) instituyó el 18 como Día de la escarapela, estableciendo, además, que el acto debía realizarse en una de las escuelas de cada distrito con concurrencia de delegaciones de 4º y 6º grados y 4ª y 5ª secciones.

Por el “Calendario Escolar” del año 1951 (Res. del Ministerio de Educación, 8 de enero de 1951, Expte. 294282/950), se fijó el 19 de mayo como Día de la Escarapela. Esta disposición se fundó en las consideraciones (episodio de los rebozos celestes ribeteados con cintas blancas con que, en ese día, se adornaron las damas porteñas) formuladas por la Comisión de Antecedentes de los Símbolos Nacionales, publicadas en el folleto “French y la divisa de Mayo”, editado por el Círculo Militar de 1941. Pero esta celebración se limitaba a una anotación en la Cartelera de Efemérides (Forma IV). Desde entonces la celebración ha experimentado diversas alternativas.  El Consejo Nacional de Educación, por resolución del 12 de mayo de 1960 (Expte. 12515/960), resolvió restituir la celebración según los términos de la disposición del 4 de abril de 1941.

Resoluciones del Consejo Nacional de Educación

Fiesta de la escarapela. Autorización para celebrar la fiesta de la escarapela el día 18, según iniciativa de las Escuelas 4 y 11 del C. E. 9º (Res. 13-5-1935, Expte. 9602-9º-935).

Día de la escarapela. Institúyese el 18 de mayo como día de la escarapela. Forma de realizarse el acto (Res. 4-4-1941, Expte. 33193-1º-940).

Fíjase el 19 de mayo como día de la escarapela. Fijación establecida por el Calendario Escolar de 1951 (Res. 8-1-1951, Expte. 294282/950).

Restitúyese forma de celebración según Res. 4-4-1941. Restitúyese la forma de celebrar el día de la escarapela según los términos de la Resolución del 4-4-1941, con algunas variantes (Res. 12-5-1960, Expte. 12515/960).


Fuente

Cagliani, Martín A. – La Página del Conocimiento
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Fernández, Belisario y Castagnino, Eduardo H. – Guión de los Símbolos Patrios (1962).