lunes, 16 de agosto de 2010

JUSTICIA IGUALITARIA

PORQUE DECIMOS QUE HAY SIMILITUDES Y PARECIDOS, SIN EMBARGO SE MUESTRAN DIFERENCIAS

Los ataques terroristas a las Embajadas de Israel en Argentina, de Estados Unidos de Norteamérica en países africanos, a la sede de la Amia en Argentina, a las Torres Gemelas y Pentágono en Estados Unidos de Norteamérica, tienen todos un denominador común, fueron perpetrados por terroristas pertenecientes a una red u organización armada, con motivaciones, ideologías y creencias, desarrollando un plan político generalizado y sistemático, apoyados o consentidos por uno o varios Estados miembros de la comunidad internacional.

En unos Irán y en otros Afganistán.

Los ataques terroristas habidos en Argentina durante un período transcurrido entre mediados de 1972 y 1976, también fueron ejecutados por personas que formaban parte de organizaciones armadas, con creencias, ideologías, desarrollando un plan político y con sustento en un Estado, también miembro de la comunidad internacional, como Cuba y en forma mediata por la entonces Unión Soviética.

Porque decimos que hay similitudes y parecidos, sin embargo hay diferencias.

El terrorismo es uno solo, no reconoce ideologías, creencias, paradigmas, religiones, etc.

Es uno solo, pues con él se busca infundir terror mediante una sucesión de actos de violencia (Conf. Diccionario de la Lengua Española – RAE – XX Edición, Pág. 1969), constituyendo un delito de iuris gentium.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación en autos “Arancibia Clavel” lo definió como “como delito contra el derecho de gentes, se comete mediante una desproporción total entre el fin político o ideológico buscado y el medio empleado, con la consecuente violación de los más elementales principios de la convivencia humana civilizada.

Dado que el terrorismo implica la comisión de crueldades sobre gente inocente e indefensa causa un sufrimiento innecesario y un peligro inútil para las vidas humanas de la población civil.

Se trata de un sistema de subversión del orden y la seguridad pública…”.

Es definido por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas como “los actos criminales con fines políticos concebidos o planeados para provocar un estado de terror en la población en general, en un grupo de personas o en personas determinadas” y ha dicho, asimismo, que tales actos “son injustificables en todas las circunstancias, cualesquiera sean las consideraciones políticas, filosóficas, ideológica

El terrorismo es una de las formas más brutales de violencia que tiene por fin perturbar la sociedad, sembrando el odio, la muerte, el deseo de venganza y de represalia.

“Los objetivos de los ataques terroristas son, en general, los lugares de la vida cotidiana y no (solo) objetivos militares en el contexto de una guerra declarada.

El terrorismo actúa y golpea a ciegas, fuera de las reglas con las que los hombres han tratado de regular sus conflictos, por ejemplo mediante el derecho internacional humanitario:

en muchos casos se admite como nuevo sistema de guerra el uso de los métodos del terrorismo.

No se deben desatender las causas que originara esta inaceptable forma de reivindicación. La lucha contra el terrorismo presupone el deber moral de contribuir a crear las condiciones para que no nazca ni se desarrolle… (y) se

Debe condenar de la manera más absoluta…(ya que) Manifiesta un desprecio total de la vida humana, y ninguna motivación puede justificarlo.

En cuanto el hombre es siempre fin y nunca medio.

Los actos del terrorismo hieren profundamente la dignidad humana y constituyen una ofensa a la humanidad entera:

existe por tanto, un derecho a defenderse.

Si bien nuestra Exma. Corte Suprema no compartió el criterio que se expone (vid “Lariz Iriondo” ano 2005) basado en lo difuso y discutido del concepto de terrorismo, estimo que ello debe ser revisado y modificado, en tanto y en cuanto con base en el principio pro homine no puede negarse el carácter aberrante que tienen para toda la humanidad hechos como los ocurridos en nuestro país durante la década de 1970, que además reúnen todas las condiciones establecidas por el tipo descripto.

En suma, se encuentra acreditado que la gimnasia revolucionaria desplegada por las organizaciones armadas tenía un fin político y general que trascendía, pero imbuía cada uno de los actos perpetrados, apoyados ideológica, táctica, estratégica y económicamente desde el extranjero y desde la órbita del poder estatal.

Ahora bien, estos actos fueron realizados durante el gobierno de la Revolución Argentina pero también durante las presidencias de Cámpora, Perón y Martínez y es allí donde no encuentra razón o justificativo (si es que lo hay) el accionar delictivo- terrorista perpetrado.

Más aún, cuando la Presidencia de Lanusse promovió el llamado a elecciones que finalmente consagró la fórmula encabezada por el Presidente Cámpora, los actos delictivos de tipo terrorista continuaron como muestra del objetivo perseguido.

Por tanto concluyo que, los actos terroristas ocurridos en nuestro país durante el período habido desde mediados de 1972 al 24/03/1976 fueron ejecutados por las organizaciones armadas de conformidad con la política de instaurar una dictadura marxista, como la que rige los destinos de la isla caribeña de Cuba.

Para dar una muestra de la magnitud del accionar terrorista, cabe señalar que entre los meses de mayo de 1973 y diciembre de 1974 se produjeron 541 asesinatos, 384 atentados, 254 copamientos de unidades militares, comisarías, localidades, etc., 50 secuestros extorsivos, 71 intentos de fuga violentos, entre otros, además del intento de establecimiento de un zona de la Provincia de Tucumán con el fin de consolidar una zona liberada..

La República Argentina tiene una deuda con las víctimas del terrorismo, no solo por la injusticia del olvido al que son sometidas ellos y sus deudos, sino también por cuanto ni siquiera se las considera como tales.

Eso sí, nuestro país respecto de los crímenes cometidos por el Estado durante similar período ha ejercido su jurisdicción plenamente, ya que enjuició y condenó a los máximos responsables, limitó luego la persecución penal a los oficiales superiores, luego indultó a los condenados y a los procesados, dictó leyes de reparación económica y pagó indemnizaciones a las víctimas y sus familiares por más de 700 millones de pesos, derogó, anuló y declaró inconstitucionales las leyes de obediencia debida y punto final, también los decretos de indulto.

En referencia a los responsables de los delitos terroristas ejecutados por las organizaciones armadas, también ejerció su jurisdicción para declarar que solo eran actos políticos que no reunían las condiciones de la norma arriba analizada, lo cual a luz de lo vertido, carece de verdad y constituye cuanto menos una posición antojadiza de sus autores.

Nuestra patria perdió, políticos, empresarios, gremialistas, periodistas, funcionarios, diplomáticos, abogados, dirigentes, estudiantes e integrantes de organizaciones que intentaban desertar.

Estimo que a partir de aquí puede comenzarse a hablar de verdad total y justicia para todos los caídos, tanto de un lado como del otro.

Sean “de izquierda” o “transver- sales” o “progresistas”).

Esta es la única verdad existente, la de que las FFAA, en la época en cuestión no querían intervenir en ese tipo de “guerra sucia” pues podían adivinar lo que se podía venir.

Conozco de buena fuente que hacia fines de 1975, ante la situación vivida, se encuestó al personal militar que prestaba servicios en la periferia de la ciudad de Bs As (Campo de Mayo, etc.) y en la misma Capital Federal,

Preguntándoles sobre su opinión de que las FFAA continuaran con ese tipo de contienda en la que ya se encontraban por imposición de los Decretos Secretos del PEN existentes.

La mayoría (hablemos de un 90%) expresó su disconformidad con ese tipo de misiones, pero, subordinadas al poder político y obedientes del mismo y de la Constitución Nacional, debieron continuar con la tarea encomendada que no era otra que “aniquilar” a los elementos subversivos.

Estaba claro para las FFAA el término “aniquilar” que no es ni mas ni menos que borrar de la faz de la tierra y reducir al oponente a la mínima expresión posible por “todos” los medios a su alcance, exterminándolo material, física y espiritualmente.

Esa orden nació de los Decretos emitidos por el PEN y firmados en la época por todos los ministros del poder político ELEGIDO POR EL PUEBLO.

De ahí entonces, que el 24 de Marzo de 1976 no fué ni mas ni menos que una continuación de los que había ordenado la política de la época, y esa política estaba gobernada por el mismo partido político actualmente gobernante.

La única diferencia entre antes y ahora, es que ahora los gobernantes no son ni mas ni menos en una parte considerable, los elementos de la izquierda peronista que el mismo creador del partido, el General PERON echó de la Plaza de Mayo, los Montoneros, los imberbes…. y nó como ahora se quieren autodenominar “los jóvenes idealistas” para hacer creer al pueblo de nuestra amada nación que no vivió esa época terrible, que solamente eran muchachos bonachones que solamente querían un futuro mejor para el país y salían a la calle a peticionar.

Ellos, salían armados a asesinar a civiles, ancianos, mujeres, niños, gremialistas, empresarios, policías, militares, y todo aquel que se le pudiere oponer en su camino de la toma del poder por la fuerza de sus armas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario